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Para la próxima campaña se espera un crecimiento del 25% en la demanda de semillas forrajeras. Un directivo de una industria líder explica cómo se preparan para satisfacer las necesidades de los ganaderos ante las dificultades de la importación.

 

“La ganadería va a andar bien’, le digo a mis socios holandeses. Viene un ciclo muy promisorio con buenos precios para la hacienda y se van a necesitar más pastos. Por eso, estamos ampliando nuestro stock de semillas”, contó Eduardo Bayley Bustamante, Presidente de Barembrug Palaversich, firma que desde hace 35 años opera en el mercado argentino del rubro. Y agregó que en la pampa húmeda “hubo una seca seguida por una gran inundación y las pasturas fueron muy castigadas, lo que incentivará aún más la demanda”.

 

La empresa se dedica a la investigación, producción y comercialización de semillas de pasturas para zonas templadas. “Somos líderes del rubro en el mundo y tenemos una participación del 22% del mercado de forrajeras locales, lo cual es muchísimo ya que hay numerosas compañías en la actividad”, aseguró Bayley.

 

El directivo, quien además es ganadero, mira con mucho interés la evolución del negocio de la hacienda. “Creemos que se está por iniciar un ciclo con dos o tres años de buenos precios porque faltan terneros y novillos gordos. Y luego, cuando haya más oferta, los valores se sostendrán gracias a las exportaciones, que se retomarán. Es lo lógico”, pronosticó.

 

Como productor, Bayley hace el ciclo completo en Coronel Vidal, utilizando pasturas de calidad y un manejo muy intensivo con suplementación estratégica de maíz. “El campo lo compré en 1990, no lo heredé, elegí esta actividad. Más que ganadero, soy productor de pastos de punta y con eso obtengo buenas preñeces, mejores destetes y 406 kilos de carne por hectárea. Así, pago la pastura con el primer pastoreo y medio. Hoy, sólo se logra rentabilidad con eficiencia”, indicó.

 

La campaña, asegurada

 

Bayley piensa que de la mano de las buenas perspectivas ganaderas aumentará un 20/25%  la demanda de semillas de todas las especies tanto las anuales como las perennes, sean leguminosas o gramíneas.

 

“En Barembrug, siempre preparamos un stock importante para cada campaña forrajera, que empieza en enero y finaliza en mayo, y este año lo ampliaremos. Además, el productor va a pedir más calidad y nosotros podemos responder, tenemos un plan muy importante de investigación y desarrollo, local e internacional”, subrayó.

 

La participación de semillas importadas en el mercado argentino es del 40% del volumen total y del 60% del valor. A esto se agrega la producción local que se cosecha de mediados de diciembre a mediados de enero, precisamente cuando los ganaderos empiezan a sembrar.

 

Si bien en el país se cultivan todas las especies, la producción es muy inestable por el régimen de lluvias, la duración del día y las heladas, entre otros factores. “El rendimiento es bajo y aleatorio por lo que el cultivo no es interesante. Por ejemplo, aquí, en pasto ovillo se obtienen de 300 a 500 kg/ha de semilla mientras que en Dinamarca promedian los 1.200 kg. Y la festuca, en Oregón, Estados Unidos, rinde una cantidad de kilos que a nivel local no se logran ni soñando”, contó Bayley.

 

Cuando se prevé una campaña creciente, Barembrug compra más semillas en el exterior lo que le brinda cierta elasticidad para contar con un inventario importante. “Habitualmente, traigo más alfalfas desde nuestras compañías hermanas de Australia, raigrases de Nueva Zelanda y festucas de los Estados Unidos. Pero este año, con las importaciones restringidas, hemos acentuado la producción local”, dijo. Y remarcó que “la política de nuestra firma es que no puede faltar la semilla. En algunos años se gana más en otros menos pero siempre nos preparamos para satisfacer la demanda del productor”.

 

El semillero prevé que tras las inundaciones del último año los ganaderos recompondrán su cadena forrajera. “Primero harán verdeos que dan comida rápido. Cuando el agua baja no queda nada y se viene el verano, época en que el pasto no crece. Por eso, se espera una explosión de siembra de sorgos forrajeros. Muchos productores lo levantarán antes de finalizar su ciclo para poder hacer un raigrás, ya el primero de marzo, de modo de comenzar a pastorearlo a principios de mayo. Luego, harán foco en pasturas nuevas”, detalló el directivo. Al respecto, destacó que “tenemos la expectativa de una muy buena campaña de sorgos y raigrases porque la gente tiene que salir del problema”.

 

Bayley también es optimista con respecto al futuro de la ganadería. “En algún momento el sentido común terminará triunfando. No estamos hablando de producir carne en un desierto: tenemos los campos, los productores, la hacienda, la tecnología y la demanda internacional. Podemos ser uno de los jugadores más importantes del mundo, el país lo necesita”, finalizó.

 

Liliana Rosenstein

Valor Carne

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