El experto argentino Alejandro Castillo disertó sobre la intensificación de los sistemas lecheros. Explicó de qué manera crecer en escala, a partir de la nutrición y el balance forrajero. Además, aportó luz respecto a tendencias mundiales en la producción de leche.
La jornada se escenificó en el auditorio del rectorado de la Universidad Nacional de Villa María, y Castillo, presentado por el ingeniero y docente Angel Barrenechea, fue el disertante principal. El experto revista en la Universidad de California, realiza asesoramiento a empresas y es un profesional de vasta trayectoria en lo referente a la nutrición animal.
El recorrido que realizó Castillo se inició presentando los objetivos al auditorio, citando entre otros a la necesidad de discutir las tasas de crecimiento a nivel mundial, en los últimos 35 años, enfocar los elementos a tener en cuenta para planificar el crecimiento, y evaluar factores del manejo nutricional de mayor impacto en la producción por vaca.
Comenzó radiografiando la lechería californiana que en la actualidad tienen un promedio de 1.200 vacas por tambo, una producción de 33 litros por vaca, es un estado que produce 20 mil millones de litros de leche por año, y la producción es de 11.000 litros de vacas por lactancia. Aunque si se sacara el 15% de los tambos (pequeños de las sierras de las colinas del norte de California, establecimientos que en general son de base pastoril), el promedio de vacas por tambo sería de 1.400, y la producción por vaca se elevaría a 34 litros/día/vaca/ en el promedio anual.
Al afirmar que la escala es la variable de mayor impacto en la intensificación que existe en la actualidad, dijo que Nueva Zelanda, con otro sistema de producción presenta las mismas tendencias. Datos actuales hablan de una productividad de 4.200 litros de vaca/año y de establecimiento de 400 vacas promedio.
Planteó a modo de diferencia que, mientras en California el concentrado es el que explica el crecimiento, en Nueva Zelanda se crece de la mano de los fertilizantes y los pastos. Destacó también que cuando se crece en escala, aparecer las restricciones ambientales.
Castillo puntualizó que los picos y los valles de los crecimientos están dados por los factores climáticos y de precios; y que “Argentina necesita imperiosamente generar estadísticas para planificar el futuro”. En esa línea dijo que para planificar y crecer es necesario mensurar adecuadamente la capacidad financiera y la capacidad de producir fibras: “La cantidad y la calidad de la fibra define la escala de los sistemas intensivos, el número de vacas, la producción individual y la salud ruminal”, indicó, al tiempo que subrayó que “en nutrición, la variable más importante es la eficiencia de conversión”.
Metiéndose adentro del establo
Enfocándose en el manejo de las vacas al referirse a los criterios para armar lotes (algo que definió como esencial para mejorar la eficiencia de conversión) dijo que el seccionamiento de rodeos debe darse por la dominancia (tanto para primíparas como para multíparas), los requerimientos nutricionales (producción de leche), y el estado fisiológico. Sobre el particular dijo que a las vacas hay que pasarlas de categoría o lote en grupo, y nunca solas.
Apuntó que el 80% de los problemas de salud de vacas se generan en los 21 días subsiguientes al parto, y que lo más importante del futuro productivo del tambo se juega en el manejo y alimentación de la denominada vaca en transición (cuyo período ubicó en 3 semanas antes y 3 semanas después del parto). Dijo que en general, los tambos proporcionan 3 dietas, para vacas frescas, vacas de alta producción y vacas de baja producción.
Respecto al perfil de la nutrición de la vaca en transición indicó que en el preparto hay que dar mucha fibra, para expandir el rumen (y poder darle más concentrado en el posparto), y que se debe controlar el consumo diario, balancear los minerales de las dietas; y sugirió utilizar paja de trigo picado largo, que serviría para diluir la energía del silo de maíz. “Hay que controlar el consumo en las vacas secas, ya que fácilmente consumen más energía de la requerida, y eso genera que la vaca posparto tenga diabetes tipo 2, lo que implica el envejecimiento anticipado del páncreas” y con ello una serie de problemas añadidos.
Al remarcar el valor de la fibra en la intensificación, señaló que la fibra detergente neutra “define la productividad de los sistemas intensivos de producción de leche”.
Confort y consumidores
En otro tamo de su presentación, el ingeniero Alejandro Castillo expresó que quienes están en el negocio de la leche deberán preocuparse y ocuparse por la percepción de los consumidores y que el confort animal es uno de los elementos que aportan –no solo en la producción-, sino en ese sentido.