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Valor Carne entrevistó a Oscar Melo, ex Decano de Agronomía de la Universidad Católica de Córdoba, para conocer la situación de los campos de esa provincia y los de Santa Fe, afectados por un fuerte temporal de lluvias. Cómo deben prepararse los sistemas ganaderos para enfrentar mejor los avatares del clima.

 

“Todavía no estamos en condiciones de hacer una evaluación del impacto que puede tener el fenómeno climático en la ganadería, ni siquiera podemos andar por los caminos, hay agua corriendo por todas partes. No hay información, la prensa hace foco en los daños que hubo en las ciudades”, dijo a Valor Carne, en plena inundación, el Ing. Agr. Oscar Melo, de MBG ganadería, un centro de capacitación en nutrición animal ubicado en Córdoba, donde se forman asesores técnicos de distintas regiones del país.

 

La zona rural afectada comprende el centro este y nordeste cordobés y la franja oeste santafecina, con establecimientos que  hacen ciclo completo ganadero, tambo y agricultura. “Hoy por hoy, los que están pagando el pato son los tamberos, ya que se han dañando las líneas eléctricas y los campos se quedaron  sin frío. Entonces, están ordeñando con un sacrifico enorme y tienen que tirar la leche porque los caminos se cortaron y no se puede retirar la producción”, contó.  Y aclaró que “estas problemáticas repercuten también en la salida de animales para faena ya que muchos establecimientos engordan los remanentes del tambo”.

 

Otra pérdida importante son las reservas, lo que podría afectar los planteos en el próximo invierno. “Se han mojado muchas bolsas con silaje y grano, y todavía no se puede prever  en qué medida se van a recuperar o si directamente habrá que desecharlas. Además, ya no hay tiempo para volver a sembrar cultivos para ensilar”, señaló Melo. A esto, se suman “las dificultades para cosechar y confeccionar reservas, tanto de picado como de granos; los lotes no tienen piso y no se puede entrar con la maquinaria”, agregó.

 

Una complicación adicional es el ascenso de las napas freáticas que podría prologarse en el tiempo. “No sabemos a qué altura van a quedar. Hoy, están a flor de tierra y si se mantuvieran así no habrá piso hasta el invierno. Esto puede ser verdaderamente grave, sobre todo para la lechería y el engorde a corral”, indicó Melo. En tal sentido, si bien la zona no tiene grandes feedlots hay muchos de pequeña escala, ya que gran cantidad de productores engordan los animales en sus propios establecimientos. “Todo esto se hace sobre corrales de tierra y con reservas. Habrá un barrial impresionante, que podrá disminuir las ganancias de peso”, anticipó.

 

Mejor prevenir

 

Para Melo, los sistemas de cría han aumentado notablemente sus riesgos climáticos. “Actualmente, todos los terrenos sin dificultades edáficas se dedican a la agricultura. Años atrás, si alguien tenía un campo con altos y bajos, cuando había lluvias muy fuertes, mandaba las vacas a las lomas. Pero, hoy, están sembradas con granos”, indicó. O sea “que antes se inundaba la mitad de la superficie ganadera y, ahora, toda. Los riesgos se duplicaron”, aseveró.

 

En cuanto a la seca, el profesional también puso sobre el tapete los cambios ocurridos en los planteos. “En otros tiempos se pastoreaban los rastrojos de la cosecha gruesa y esto no se hace más: se dejan como cobertura de cultivos agrícolas posteriores. Entonces, si no hacés suficientes reservas para el invierno, te quedás sin nada”, subrayó.

 

En síntesis, la susceptibilidad de la ganadería aumentó, acentuándose la posibilidad de sufrir crisis climáticas que se traducen en bajas preñeces y destetes, entre otros problemas. “Los productores no tomaron conciencia de la importancia de prevenir estos peligros. Hay que asignarle al ganado mejores lotes, aunque sea a algunas categorías, y trabajar con mayor cantidad de reservas para cubrir las emergencias”, planteó Melo.

 

Pero, con respecto a la intensificación, advirtió que “utilizar más grano y silaje significa una mayor dedicación a la ganadería, hace falta mano de obra de calidad para manejar esos recursos. No se puede tener reservas caras y usarlas ineficientemente”.

 

Finalmente, Melo hizo un balance de la situación de Córdoba y Santa Fe: “El impacto de estas fuertes lluvias es muy malo para algunas zonas, que tendrán enormes pérdidas, pero positivo para otras. Las que no se inundaron, recibieron muy buenas lluvias y tendrán excelentes pastos para el invierno. A lo mejor, a nivel provincial, el saldo no es del todo negativo”.

 

Liliana Rosenstein

Valor Carne

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