En la localidad de San Cristóbal, Santa Fe, se analizaron varias opciones útiles para regiones similares.
El aumento de la eficiencia en la recría, una mayor producción forrajera y un mejor aprovechamiento de los pastos naturales son variables que pueden aumentar la productividad y que están al alcance del productor, aún en ambientes muy desafiantes como el noroeste de Santa Fe.
En esto coincidieron un grupo de investigadores y asesores que analizaron el horizonte ganadero de esta zona, en la que ha crecido fuerte la actividad en los últimos años, en una jornada del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), que se realizó hace unos días en San Cristóbal (en Santa Fe), con la participación de unos 700 productores y técnicos.
Los potreros de esta región del noroeste santafesino enfrentan una limitante importante: los suelos son de baja productividad y extremadamente salinos-sódicos.
El ingeniero Rubén Giorgis es asesor CREA y hace 23 años que trabaja en esta zona. El está convencido de que para crecer hay que profesionalizar el gerenciamiento, monitorear en forma constante y construir indicadores confiables. “Intensificación sin medición es como manejar un vehículo en la neblina”, advirtió. También planteó que el manejo de los tiempos en la invernada es decisivo a la hora de que cierren bien los números. “Si no se está bien financieramente y se apura la terminación, la caída de la rentabilidad será abrupta”, advirtió.
La planificación, el seguimiento de los costos y la evaluación de los resultados es clave para bajar el margen de error en un ambiente en el que las equivocaciones se pagan caro.
Por su parte, el asesor Ramiro Martel recomendó realizar estos monitereos y controles, como mínimo, cada 15 días. “Hay que seguir la evolución y el pesaje de los animales, las dietas, la existencia de silo por lotes y el stock global de las reservas”, precisó.
El cordobés Pablo Cattani, experto en el manejo de forrajes, dijo que el desafío es cosechar los nutrientes que están en el pasto y recordó que no sólo se trata de producir mucho forraje, sino que también tiene que tener el porcentaje necesario de fibra y proteína.
En su visión, la planificación también es central. “En algunos años nos encontramos que las reservas faltan y salimos a pagar precios excesivos por forrajes de subsistencia. Y en otros los stocks son excesivos y agregan una carga financiera al negocio, que de esa forma no aumentan en los parámetros esperados”, se lamentó.
La irregularidad de las precipitaciones es otro problema que complica a los productores ganaderos del noroeste santafesino, a pesar de que ya están curtidos por varias sequías. “Cuando llueve, las pasturas sufren mucho, porque son suelos planos que se anegan con facilidad”, explicó el ingeniero Juan Ibárlucea, del INTA San Cristóbal, que también disertó en la jornada.
La falta de humedad enciende una luz roja. Al bajar la oferta y la calidad de las pasturas y forrajes, se deteriora la condición corporal de los animales y caen los índices de preñez en las vacas.
Para encontrarle la vuelta a este contexto, algunos productores apuestan también a la tecnología. Carlos Manfredi, por ejemplo, propietario del Establecimiento Kapi I´Vera, contó que decidió implementar un sistema de destete hiper precoz a los 30 días en el 100 % de su rodeo, con la meta de lograr mayor competividad y sustentabilidad en la cría y recría que hace con sus planteles cruza Brangus y Limousín.
En definitiva, todas estas ideas y herramientas permitieron concluir que, a pesar de la difícil coyuntura del negocio ganadero, con buen un manejo de altos niveles de eficiencia en la producción de carne, se puede conseguir la llave que permita sostener la viabilidad de las empresas, incluso en los desafiantes ambientes en los que hoy crece la ganadería.