En materia de ganadería no todo está dicho si se tiene en cuenta que hoy hasta los terneros holando argentino, un subproducto del tambo, pueden destinarse al engorde con resultados muy parecidos a los obtenidos con las razas británicas. Desde siempre el ternerito holando fue un estorbo para el tambo, porque su engorde y terminación implica restar posibilidades físicas a las vacas de ordeño para acceder a sus raciones diarias de pasto, por lo tanto muchos tamberos los malvendían, los regalaban o simplemente iban a la decisión más cruel: sacrificarlos.
Desde hace quince años el INTA y en particular la Estación Experimental de Concepción Uruguay, junto al área de Carnes del INTA Castelar, vienen desarrollando investigaciones para buscar una salida a este subproducto del sistema lechero. Sebastián Vittone es médico veterinario y junto a su equipo llevó adelante el trabajo de investigación que posibilitó concluir que es posible el engorde de terneros holando con un margen bruto razonable, resultados que presentó días pasados en el primer seminario regional del año que bajo la consigna «Ganadería y compromiso», organizo el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), en la ciudad de Santa Fe.
El impacto negativo que tuvo la sequía en 2009 y 2010 trajo aparejado una fuerte caída de los stocks ganaderos y a partir de ese episodio climático el ternero holando fue absorbido para generar una mayor producción de carne, a pesar de las limitaciones que tiene la raza. «Comenzamos a trabajar en el desarrollo de un sistema que tuviera el menor costo posible de producción y los terneros elegidos en prefaena fueron aquellos que alcanzaban los 220 y los 300 kilos de peso vivo al momento de enviarlos al frigorífico, porque se terminan más rápido, permiten un mayor giro de capital a una corta edad y reducen en el caso de los tambos los problemas operativos y de logística», apuntó Vittone. En cuanto a la crianza y terminación no hay ningún secreto, son tan eficientes o más que las categorías destinadas a la producción de carne, siempre y cuando se entreguen alimentos de calidad.
Recría y engorde
Hoy podemos hablar de sistemas de destete anticipado a partir del empleo de Ruter, que pasaban de los sistemas tradicionales de sesenta días de duración a un desleche de 28 días, sin problema. Acortar el período de lactancia mejora el aspecto sanitario, y sustituir la leche por alimentos concentrados permite reducir los costos en la recría. El período de cambio de un sistema de alimentación a otro es el más caro y representa el 30% del costo total del proceso de engorde. «El sistema que se pensó para este tipo de ternero, a la salida de estaca, consiste en entregarle una dieta a base de grano. A los 60 días se lo manda a un comedero de tolva hasta su terminación, pero sin fibra, por una cuestión operativa. Se entrega maíz junto al concentrado proteico. De este modo se llega a un ternero más grande sin un engrasamiento temprano», señaló Vittone.
El comportamiento del holando con fibra cero y base de maíz, luego de cuatro experiencias diferentes, dio como resultado un peso de faena más liviano al ubicarse entre 230 a 240 kilos, con una eficiencia de conversión de 4,5 a 1. Cuando se hizo la evaluación para determinar la mejor relación entre sistemas de producción y duración en el corral, rendimiento al gancho y valorización carnicera, con el apoyo del IPCVA, se evaluaron tres pesos de faena en la categoría ternero holando, que fueron 220 kilos, 260 y 290 kilos de peso a la faena. La eficiencia de conversión es comparable a cualquier otra raza carnicera, una ganancia diaria de peso que no tiene nada que envidiarle a cualquier otro sistema de engorde a corral, con una ración del 85% de granos de maíz y un 15% de un proteico comercial concentrado.
Limitaciones
Aun así, la carne del holando tiene algunas limitaciones al ser más pálida y presenta una menor cantidad de grasa. También muestra una baja en el rendimiento al gancho. Una media res de holando rinde de un 54% a un 55%, con un espesor de grasa de 3 mm, en cambio un ternero de carne da al gancho un 60%, con un engrasamiento de 10 mm, óptimo para el consumo en la Argentina. Al momento de valorizar la carne, cada uno de los integrantes de la cadena tiene necesidades distintas.
La cadena
En el caso del ganadero lo que interesa es el peso de faena, el grado de terminación y el rendimiento al gancho, porque muchas veces se paga por esos conceptos.
En el caso de la industria frigorífica interesa el rendimiento industrial de la res, que sea más pesado; saber el mercado al cual van a abastecer y cuáles son los procedimientos de conservación.
Quien va a consumir esa carne quiere saber si es tierna, jugosa, sabrosa y con buen aroma, y sobre todo, quiere que sea un alimento producido bajo las condiciones de bienestar animal.
Por su parte, en lo que respecta a la actitud de las carnicerías, en principio no querían esta carne por dos cuestiones: al cortarla con la sierra, como no tiene grasa, las fibras tienden a engrasarse y esto presenta un mal aspecto en el mostrador; a su vez, el asado tiene poca grasa y poca carne, por tratarse de animales livianos. Pero luego de una encuesta en cinco carnicerías se observó que ninguno tuvo dificultades para vender la carne y la mayoría de ellos manifestó su interés por comprarla nuevamente.
Eduardo Bustos