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manejo del ganado vacuno

 

Dos técnicos del INTA analizan estrategias para mejorar la calidad De las aguadas y ajustar la nutrición en escenarios de estrés hídrico.

 

En las últimas semanas, las lluvias son un verdadera lotería. Hay regiones que reciben muy buenos acumulados y otras que apenas “capturan” algunos milímetros. Lo que es parejo es la intensa ola de calor que agobia a los rodeos y aumenta su demanda hídrica. En este escenario climático, el manejo de los acuíferos y de la nutrición es fundamental para evitar el deterioro corporal de los animales y su mortandad, en los casos más graves.

 

De acuerdo con Mario Basán Nickish, técnico del INTA Reconquista, en el noreste de Santa Fe, es importante recargar los acuíferos, ya sea de manera natural o artificial, con perforaciones doble propósito, y facilitar el escurrimiento superficial, aún con lluvias de baja intensidad, para mejorar y almacenar el agua para los períodos críticos que se pueden acentuar en los próximos meses.

 

Además de la recarga de los acuíferos, existen otras estrategias técnicas sustentables que van desde sistematizar toda una cuenca de aporte, donde haya un suelo conveniente, con alto porcentaje de arcilla, para llenar represas, hasta la utilización de perforaciones “doble propósito, para circular y para captar el agua de lluvia en el mismo punto.

 

“La estrategia es que las perforaciones funcionen con un solo molino que saca, gradualmente y despacio, para no deprimir la napa, un agua de muy buena calidad a 6 y hasta 15 metros de profundidad. Es algo muy simple que puede hacer cualquier productor”, agregó Basán Nickish.

 

El técnico recordó que los ganaderos están acostumbrados a hacer pozos o perforaciones para extraer agua y dársela a los animales, pero que el problema no es sólo la disponibilidad sino la calidad del agua subterránea y su efecto en la ganancia de peso. En el noroeste de Santa Fe, por ejemplo, los acuíferos suelen ser muy salinos y con un significativo porcentaje de arsénico. Por eso, cuando baja la oferta hídrica, porque llueve poco, enseguida se salinizan las aguadas y los animales no quieren tomar el agua.

 

En relación con la nutrición, Juan Pablo Nemoz, técnico del INTA Azul (en la provincia de Buenos Aires), destacó la importancia de actuar temprano y rápido. Como primer punto, recordó que el productor necesita detectar las vacas preñadas y vacías, cuantificar el grado de reservas corporales, el estado de crecimiento de los terneros y evaluar los recursos forrajeros y financieros disponibles.

 

Con esa información, se puede disminuir la carga animal mediante, por ejemplo, un destete anticipado para disminuir los requerimientos nutricionales de la madre, clasificar las vacas vacías. “Es conveniente prescindir, en primer lugar, de las viejas y en celo”, aseguró el técnico. Además, se deberá cubrir el déficit de forraje mediante la compra de alimento, para lo que resulta indispensable tener en cuenta su valor nutritivo.

 

“Los granos –maíz, sorgo y cebada– y los subproductos como el afrechillo y la raicilla de cebada tienen un alto valor nutritivo y permiten recuperar el estado corporal de los vientres con poca cantidad”, precisó Nemoz. En el caso de que la hacienda no esté acostumbrada a consumirlos, se deben establecer períodos de acostumbramiento progresivo.

 

El exceso de sales puede complicar

 

El técnico del INTA Reconquista Mario Basán Nickish reconoció que si la calidad de la aguada es mala, no hay planteo nutricional que valga. “Por eso es tan importante brindarle al animal un agua de buena calidad, que tenga de dos a cuatro gramos de cloruro de sodio y muy bajo porcentaje de magnesio y sulfato. Inevitablemente, en épocas críticas, se superan estos valores”, admitió.

 

De acuerdo con el especialista, para el manejo hídrico no existen recetas únicas, pero sí alternativas válidas para los diferentes ambientes (por ejemplo, la infraestructura para cosechar agua y las perforaciones con patas de araña) y advirtió que no se debe esperar una sequía severa para planificar las obras necesarias en las aguadas.

 

En lo nutricional, si se decide que los animales pastoreen lotes de sorgo no hay que olvidar que la falta de lluvia incrementa el riesgo de muerte de animales por alta concentración de nitratos y ácido cianhídrico. “Se recomienda introducir pocos animales y observar su comportamiento, y pastorear a partir de los 50 centímetros de alto”, aconsejó Juan Pablo Nemoz, técnico del INTA Azul.

 

Clarín

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