Un productor del Chaco profundo utiliza un software para planificar y presupuestar la alimentación de sus vacas y mejorar la preñez. Mario Aranda, quien maneja un campo con monte, pajonales y esteros, cuenta su experiencia.
“Cuando me hice cargo de la empresa, hace siete años, teníamos un rodeo de buena genética, pero el manejo era muy conservador y las preñeces no superaban el 55%. Por eso, para nosotros, fue muy importante acceder a una herramienta informática que nos permite calcular y balancear dietas, a fin de lograr más terneros”, dijo Mario Aranda, un ingeniero agrónomo que cuenta con un campo de 4.300 ha, en Presidencia De la Plaza, centro del Chaco, y acaba de finalizar un nuevo curso de nutrición animal en MBG ganadería.
El establecimiento de Aranda tiene suelos muy duros, la mayoría clase 5 ó 6, con un 45% de monte, 40% de pajonal y 15% de bañados.
“El monte estaba degradado, se necesitaban 10 ha por cabeza. Entonces, empezamos a seleccionar los mejores árboles y a liberarlos de competidores. Con esta práctica, que no requiere alta inversión, además de diversificar rubros, pudimos implantar Gatton panic, lo que nos permitió triplicar la carga”, contó el ganadero. Todos los años, hacen 40 ha con este manejo, y la megatérmica les brinda gran volumen de forraje, de muy buena digestibilidad, que destinan a las categorías más exigentes.
Otro paso importante fue invertir en infraestructura para darle potencial al campo, que estaba deteriorado por la seca de los últimos ocho/nueve años. “Si manejás el agua, todo va bien; la necesitamos en superficie porque los suelos son impermeables y no pueden almacenarla. Por eso, la retenemos con terraplenes de varios kilómetros; de este modo, ampliamos los bañados, donde se dan los pastos de mayor calidad”, aseguró.
También, se introdujo el pastoreo rotativo de los pajonales, dividiéndolos en lotes de 30 ha, que se aprovechan con 120 animales, durante diez días, antes de que pierdan digestibilidad.
Una fortaleza del establecimiento de Aranda era contar con un rodeo de 1.000 madres de alta calidad. “Soy la tercera generación de ganaderos. Papá hacía Brangus hace 40 años, incorporaba buena genética, obtenía premios, pero no mejoraba tanto los pastizales, algo clave para lograr buenas preñeces. Era un manejo bastante común en la zona”, recordó. En ese sentido, “Plaza” es la capital provincial del ternero, tiene unas 50 mil vacas, pero se producen sólo 14 mil terneros por año.
“Sí o sí, teníamos que mejorar la eficiencia reproductiva mediante la alimentación. Era un gran desafío, ya que veníamos de secas muy prologadas”, planteó.
Criador computarizado
En 2008, a través de un programa ganadero de la provincia, Aranda conoció a Oscar Melo, Catalina Boetto y Ana Gómez Demmel, que habían sido contratados para capacitar a los técnicos de campo y dar respuesta a las necesidades de la cría.
Desde entonces, el establecimiento bajó la edad de entore a dos años y estabilizó la preñez en un 82%, con un destete del 75%. Así, pasó de obtener 550 terneros por año a 750, de los cuales el 70% se vende a los 180/200 kg. El resto se recría y engorda en el campo de otro productor de Villa Ángela, Chaco, mediante un acuerdo por el cual uno pone los animales y el otro la comida.
“Ya en un principio, los docentes tenían un software con un balanceador de dieta y un simulador de cría. En estos años, capacitaron a más 1.000 técnicos, y con ellos fueron enriqueciendo la base de datos de alimentos que, hoy, cuenta con los forrajes y suplementos que se utilizan localmente. Además, el sistema es mucho más simple y fácil de manejar”, subrayó Aranda, que en marzo de este año, volvió al curso de cría, buscando mejorar la dieta de las madres para alcanzar el 92% de preñez.
“Entré al simulador con los datos actuales de mi planteo: llegamos al parto en condición corporal 5, destetando a los seis meses. Luego, fui armando y balanceando la dieta con los pastos, semillas y expeller de algodón que utilizo a campo, mes a mes, y el programa corroboró la preñez del 82%”, explicó.
Para mejorar este indicador, el productor tendría que avanzar a la condición corporal 6 aumentando la digestibilidad de la dieta a más del 60%, especialmente en invierno. Así, sus vacas, anticiparían el celo, a los 45 días del parto, alcanzando una buena preñez, en pocos días, con mucha cabeza de ternero. “El software es fundamental para calcular cuánta comida necesito, presupuestarla y hacer un seguimiento en el potrero”, aseguró.
Aranda evaluó que para conseguir el 92% de preñez tardará más de dos años, ya que no dispone de financiamiento externo para acelerar los procesos. “Este campo es netamente criador, siendo muy eficientes y con suplementación, puede producir unos 850 terneros por año, lo que cambiaría los márgenes. Luego, debería recriar y terminar en otra zona para que el negocio cierre mejor”, finalizó.
Liliana Rosenstein