Tras años de inversión para ganar eficiencia y sustentabilidad en sus empresas, un fenómeno climático agravado por la falta de mantenimiento de la infraestructura pública azotó la Cuenca del Salado. El presidente del CREA Rauch Udaquiola cuenta su experiencia.
“Sí, llovió mucho, pero no es algo catastrófico, el problema es el agua que entra desde las zonas más altas a gran velocidad a través de cunetas y arroyos y se desparrama por nuestros campos. Por más que hayamos previsto un ciclo húmedo, no hay forma de contrarrestarlo. Ya hay gran cantidad de vacas y terneros muertos”, dijo Marcelo Almeida, ingeniero agrónomo que administra un establecimiento familiar en Rauch y preside el CREA Rauch Udaquiola.
Almeida cuenta con un campo de 1.360 hectáreas, de las cuales el 80% se destina al ciclo completo con terminación a corral, planteo similar al de los doce miembros del grupo CREA en el que participa. Si bien la cría sobre campo natural sigue siendo la principal actividad, a comienzos de los ‘90 los productores iniciaron un proceso de intensificación implantando pasturas de calidad, mediante siembra directa y fertilización, lo que permitió aprovechar mejor el potencial del campo.
“Primero incorporamos las promociones de raigrás en las medias lomas y los bajos dulces y esto ayudó a sacar la recría de la superficie agrícola. Ahora, estamos pasando estas áreas a festucas, que tienen la ventaja de brindar pasto todo el año, inclusive en el verano. Usamos cultivares mediterráneos que se adaptan mejor a nuestra zona”, contó. Esto se complementa con la recría sobre pasturas de alfalfa, pasto ovillo y cebadilla de las lomas, que se suplementa con granos y silo de planta entera para tener más carga en invierno. Por último, los novillos se terminan a corral y se venden con 380 a 440 kg y un año y medio de edad.
De esta manera, el campo logró muy buenos indicadores productivos. “El porcentaje de kilos obtenidos sobre los kilos en stock es del 40/43%. Teniendo en cuenta que para un ciclo completo eficiente hay que estar arriba del 38%, el desempeño de nuestro rodeo es muy razonable”, argumentó.
Más allá de los avances técnicos, la gestión del campo está muy bien planificada. “Los animales entran al corral en diciembre y salen de marzo a mayo, es decir contra estación, lo que financieramente viene bien. Además, cerramos ejercicio a fin de año, por lo que las ventas son posteriores. Miramos mucho cuándo comprar y vender porque los impuestos son una erogación de mucho peso”, indicó.
Con respecto a los resultados económicos, Almeida resaltó que “con todos los conocimientos e inversiones que aplicamos durante años y haciendo un manejo sustentable, nuestras empresas logran una rentabilidad del 3 al 5 por ciento sobre el capital invertido”.
Los otros riesgos
A mediados de 2013, se esperaba un ciclo climático entre neutro y Niño y los productores se prepararon en función de ello. Hicieron más reservas, fertilizando sus pasturas, con lo cual obtuvieron entre ocho y diez rollos de calidad por hectárea, y dejaron sorgos y maíces para comer en pie.
“Como empresarios, analizando los pronósticos, podemos acotar riesgos, pero en esta oportunidad nos hemos visto sobrepasados por un evento con el que tendremos que convivir hasta bien entrado el 2015”, subrayó Almeida. Y reveló que “el problema no se debió a que lloviera tanto. En mi campo, cayeron 1.038 mm, cuando el promedio de la última década es de 975 mm anuales. El agravante en Rauch y en otros partidos que están de aquí hacia la costa, es que cuando llueve en Tandil y en Azul, por ejemplo, el agua llega en menos de dos días por las pendientes, los arroyos, las cunetas, algo que antes no pasaba”.
En ese sentido, el productor explicó que “con las alcantarillas tapadas y los desagües sucios por falta de mantenimiento, se han hecho muchos canales clandestinos en los campos de más arriba y el agua se desparrama en los de abajo. Es la ley de la selva, ante la inacción del Estado tratan de atenuar su problemática”.
El establecimiento de Almeida está alejado de los cursos fluviales más importante pero de cualquier modo el agua entró por la cuneta de la calle principal. “Por suerte tenía una carga moderada, con lo que no necesité vender hacienda como otros ganaderos del grupo. Hace dos años tuve que desprenderme de vacas preñadas por un tema financiero y, justamente ahora, estaba tratando de recuperar stock”, detalló.
Sin embargo, todos tuvieron mortandad por problemas sanitarios y nutricionales. “En un fin de semana, se me murieron 14 vacas preñadas por deficiencia de magnesio, les di sales y en algún caso magnesio inyectable. También, nacieron terneros muertos o fallecieron a los pocos días por escasez de la leche materna”, describió. En muchos casos, los productores no podían suplementar porque la hacienda quedó aislada. Además, hubo dificultades para embarcar a faena ya que los caminos se cortaron y había que llegar a algún pueblo o paraje que tuviera cargador.
Buscando soluciones
A raíz de estas problemáticas, en Rauch se puso en evidencia la falta de mantenimiento de los caminos comunales. “El tema ya venía desde hace años. Pagamos una tasa que tiene una cobrabilidad muy alta. Pero, en el último año, sólo el 40% se aplicó a su objetivo específico y el resto fue a parar a cualquier lado”, denunció.
Entonces, se empezó a mirar cómo se manejan los productores de otros partidos que han tomado en sus manos el mantenimiento de los caminos a través de consorcios público- privados o cooperativas.
Al mismo tiempo, la mesa agropecuaria de Rauch que incluye la Sociedad Rural, dos cooperativas sectoriales y una eléctrica, juntó firmas para pedir el uso de la banca pública en el concejo deliberante. “Este mecanismo nos permite poner el tema en el tapete, aunque ya se conoce, le da fuerza al reclamo. Si la comuna no se hace cargo buscaremos la manera de gestionar nosotros mismos el mantenimiento, mediante un convenio”, adelantó.
De cara al futuro, Almeida manifestó: “no sabemos cuánto nos llevará recuperar nuestros sistemas productivos, no lo hemos planteado, por lo pronto estamos piloteando la coyuntura”.
Liliana Rosenstein