La Administración de Alimentos y Drogras de Estados Unidos lanza un plan para eliminar gradualmente el uso de antibióticos como promotores de crecimiento.
La Administración de Alimentos y Drogras (FDA) de Estados Unidos comienza a implementar un plan para eliminar gradualmente el uso de importantes antibióticos como promotores de crecimiento en animales de consumo.
Ciertos antibióticos han sido utilizados históricamente en los alimentos o en el agua de bebida de bovinos, pollos, cerdos y otros animales con fines productivos y no sanitarios, como por ejemplo, aumentar la eficiencia de producción.
Algunos de esos antibióticos son drogas ampliamente utilizadas para tratamientos de infecciones en humanos. Esto ha provocado una gran preocupación ya que esta práctica aumenta la habilidad de las bacterias para resistir las drogas.
Debido a que se utilizan los mismos antibióticos en humanos y animales, contribuyendo así al desarrollo de resistencia microbiana, es importante que esas drogas se utilicen sólo cuando sea médicamente necesario. El plan anunciado hace foco en aquellos antibióticos que son considerados médicamente importantes para el tratamiento humano, y en aquellos que están aprobados para usarse en los alimentos y el agua de los animales.
Además, se sugirió a los laboratorios de productos veterinarios que revisen voluntariamente las condiciones de uso aprobadas que figuran en las etiquetas de los mismos, eliminando la opción de uso como promotores de crecimiento.
El plan también destaca que el uso de antibióticos para tratamiento, control o prevención de enfermedades en animales requerirá de supervisión veterinaria.
Mirando para atrás
Fue a finales de los sesenta que se comenzó a relacionar el incremento de la resistencia bacteriana con el uso de antibióticos como promotores del crecimiento (APC). Aunque la información disponible en la actualidad es controversial, esto se debería a que los alimentos provenientes de animales tratados con agentes antimicrobianos podrían contener trazas de éstos que se incorporan al organismo humano a través de la cadena alimentaria, fomentando la aparición de microorganismos resistentes en el hombre.
Ya en 1969 algunos científicos recomendaban que no se utilizasen como promotores del crecimiento antibióticos que pudieran emplearse también en la medicina humana. En 1970 se prohibía en Europa el empleo de tetraciclinas como promotores de crecimiento; en 1997 la Unión Europea prohibió el uso de avoparcina, como ya lo habían hecho Dinamarca en 1995, Alemania en 1996 y Suecia en 1986 (este país prohibió el uso de todos los antibióticos como promotores del crecimiento en 1986). Sin embargo EE.UU. se ha caracterizado por utilizar extensivamente una gran cantidad de antimicrobianos como promotores del crecimiento (algunos considerados de importancia en clínica humana).
Mirando para adelante
La prohibición total del uso de los APC puede tener repercusiones sobre la salud de los animales y de los consumidores, así como el medio ambiente. Asimismo tendrá importantes implicancias económicas.
Los APC tienen un efecto favorable sobre la producción de excretas y de gases, ya que reducen la producción de metano y la excreción de nitrógeno y fósforo. Se ha estimado que la supresión de su uso en la alimentación aumentaría notablemente la emisión de los mismos, afectando al medio ambiente.
Además, la prohibición tendría implicancias económicas en el sector zootécnico, ya que aumentaría los costos de producción, como consecuencia de una peor eficiencia de conversión.
Todos estos inconvenientes podrían paliarse si se encuentran alternativas eficaces y seguras al uso de antibióticos. Hasta la actualidad se han estudiado probióticos, prebióticos, enzimas, ácidos orgánicos y extractos vegetales como alternativas, con distintos grados de éxito.