Según el analista Ignacio Iriarte, es probable que a medida que se acerque el momento del cambio de gobierno, se registre una moderada reducción de la oferta ganadera, más acentuada en la invernada que en el gordo. Esta tendencia podría afirmarse a lo largo de 2016 llevando a una caída en la faena que podría ubicarse en los 12 millones de cabezas, con una producción de 2,64 millones de toneladas de carne.
La mejora en el tipo de cambio, que probablemente vendrá de un mix de devaluación y reducción de retenciones, desencadenará la competencia entre el consumo y la exportación, dada la fuerte escasez de novillos pesados y la resistencia que presenta el consumo para reducir la ingesta.
Hoy, con un stock de 51 millones de cabezas y una faena de equilibrio del orden de las 12, 7 millones de cabezas, para vender al exterior de 300 mil toneladas, el consumo se debería reducir a 55kg per cápita, 5kg menos que los niveles actuales. En otras palabras si se combina un aumento moderado de las exportaciones con una caída en la faena originada en un crecimiento del stock, la reducción del consumo será marcada.
Entonces, el valor de la hacienda mejorará no sólo por la puja entre ambos mercados, sino también por la valorización de los subproductos que en su mayoría se exportan.