La industria frigorífica de Córdoba propone mejorar los índices reproductivos e incrementar la oferta forrajera para aumentar la producción de terneros y aprovechar la capacidad de engorde provincial. El objetivo, retomar el nivel de faena de 2009 y reabrir plantas exportadoras. El paso a paso.
“Que una cámara frigorífica investigue cuál es el potencial del primer eslabón de la actividad y cómo impulsarlo resulta muy alentador. Es un cambio de paradigma porque se empieza a pensar en cadena y a mediano plazo, ya que el beneficio se verá recién cuando se procese una mayor oferta de animales terminados”, dijo a Valor Carne el médico veterinario Federico Santangelo de la consultora Agroidea, con relación al estudio realizado a pedido de la Asociación de Frigoríficos de Córdoba (AFIC) sobre el sector de ganados y carnes de la provincia.
El trabajo surgió a raíz de la preocupación de las empresas frigoríficas de Córdoba que quedaron sobredimensionados por la caída del stock a desde 2009. Entonces, se faenaban 1.800.000 cabezas mientras que hoy bajaron a 1.120.000, lo que afecta el resultado de sus operaciones. “El negocio de la industria es de volumen, hacen falta más cabezas para que los números cierren, además de que éstas sean más pesadas. En los últimos años, de igual modo que lo ocurrido a nivel nacional, Córdoba liquidó stock y vientres pero hubo un avance mucho más fuerte de la agricultura que en otras provincias, lo que dio origen a una industria del feedlot propia. Una fortaleza para aprovechar”, planteó Santangelo.
Sin embargo, aún considerando los ingresos de invernada desde otras provincias, Córdoba pasó de ser mixta-invernadora a criadora, dado que la relación novillo + novillito/vaca bajó a menos de 0,40, parámetro que el INTA considera como límite para definir la principal actividad ganadera en una determinada zona.
“Actualmente, se asemeja a Corrientes pero con suelos muy superiores. Y esto afecta sobre todo a la industria, dado que no hay novillos para procesar”, describió.
Además, en los últimos años avanzó la faena de frigoríficos provinciales con respecto a los nacionales, pasando del 15% del total en 2009 al 22% en la actualidad. “De las 4 ó 5 plantas de exportación que había entonces, quedó sólo una. Los diferentes estatus sanitarios desfavorecen a los que mejor trabajan, otro obstáculo para el progreso de la cadena”, sostuvo.
Feedlot independiente
El estudio evaluó los corrales habilitados por Senasa de más de 200 cabezas y calculó que hay potencial para engordar 1.200.000 cabezas por año. También, contabilizó la producción de maíz que alcanza a 14 millones de toneladas, además de elaborarse burlanda y gluten de este grano, expellers de soja y girasol, pellets de maní y alimentos balaceados en la misma provincia.
Para Santangelo, el feedlot cordobés actúa como una industria propia. “Los granos están ahí a 600/700 km del puerto, el alto costo de los fletes limita su exportación. De los corrales identificados, hay 130 que tienen capacidad para 1.000 a 10.000 cabezas instantáneas o más, una escala interesante. En 2014, ingresaron 1.186.000 animales para engorde, vinieron desde Buenos Aires, Santa Fe, San Luis y Corrientes; y salieron 718. 000 cabezas para faena en Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza. Por eso, decimos que el negocio funciona en forma independiente de la cadena provincial: compra y vende afuera”. Y prosiguió: “esta capacidad instalada permite pensar en el engorde de una mayor cantidad de hacienda propia si se estimularan la cría y recría”.
Escenarios posibles
Con el objetivo de demostrar la factibilidad de impulsar la ganadería, Agroidea evaluó tres escenarios posibles mediante modelos de simulación que incluyeron la mejora de los índices reproductivos y la praderización de cierta proporción de los suelos ganaderos y de un mínimo de los de aptitud agrícola.
“Hoy el destete es del 64% y esta ineficiencia impacta en toda la cadena. Si pasáramos al 76%, parámetro similar al de la Cuenca del Salado, mediante un mejor manejo reproductivo y sanitario, estaríamos produciendo 1.375.000 terneros, un 20% más. Y esto se podría hacer con un bajísimo o nulo nivel de inversión. Hay que avanzar en algunas prácticas como el servicio estacionado y el ajuste de los períodos de mayores requerimientos de la vaca con la curva de oferta forrajera, además de los planes sanitarios”, ejemplificó el veterinario.
Otra variable a mejorar son los pastizales naturales que en Córdoba producen 1.800/2.000 kg de MS/ha/año, mientras que una vaca consume 4.400 kg de MS/año, lo que obliga a trabajar con cargas muy bajas. “La praderización del 20/30 % de los suelos ganaderos (clase VI y VII), unas 500 mil ha, permitirían duplicar la oferta forrajera, sin competir con la agricultura. De esta manera, se podría incrementar el número de vientres y con la mejora de los índices reproductivos, se producirían 1.700.000 terneros, un 48% más que hoy”, indicó.
Avanzando un poco más en la intensificación, se utilizaría algún campo agrícola para completar el ciclo ganadero. “Ahí sí habría que sustituir actividades, pero la propuesta incluye solo un 10/20% de los suelos III y IV y un 5% de los suelos I y II para la recría e invernada. Se trabajaría con 3 a 5 cabezas por hectárea, con pasturas y suplementos de maíz y rollos, que luego se terminarían a corral durante 60 días. Así, la provincia produciría 2.800.000 cabezas, algo que ocurría hasta hace unos años, sólo que ahora se haría en menos superficie, en forma más eficiente, a razón de 700/800 kg/ha de carne. Es buen negocio”, aseguró.
La oportunidad
El estudio de AFIC fue presentado ante las autoridades cordobesas, partidos políticos y otras cámaras empresariales. “Es una base para conversar, un disparador para generar un plan de trabajo a cuatro o cinco años. La inversión total sería de U$S 680 millones, de la cual la mayor parte es la retención de vientres o compra de cabezas preñadas para aprovechar la mejora forrajera”, estimó el consultor. Y subrayó que “si bien el monto es significativo, si tomamos en cuenta el costo de las compras de animales extra – provinciales, no lo es tanto”.
Así las cosas, la industria podría faenar a pleno, permitiendo la reapertura de empresas exportadoras y la cadena generaría 5.000 nuevos puestos de trabajo.
“Córdoba necesita mucho más que un crédito para sembrar pasturas o retener vientres, hace falta identificar a quienes puedan llevar adelante un plan de estas características y a los destinatarios, acompañándolos en la ejecución. En síntesis, es un volver a la ganadería pero con conocimientos y gestión. Es el momento, la oportunidad”, finalizó Santangelo.
Liliana Rosenstein